Warning: Undefined variable $limit in /var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php on line 6
Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

Warning: Undefined array key "buscado" in /var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/y_componer2.php on line 8

[0313] • SAN PÍO X, 1903-1914 • DEBERES DE LOS PADRES EN RELACIÓN CON LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

De la Alocución Lamento nè più, al Comité Central de la Asociación Nacional de Padres de Familia de Italia, 28 octubre 1907

1907 10 28 0001

[1.–] Se escuchan lamentaciones cada vez más razonables y universales en nuestros días, en boca de toda clase de personas, respecto a la inmoralidad no sólo de jóvenes adultos sino incluso en adolescentes porque se ve, por desgracia, que en el primer desarrollo de la razón, en la edad más tierna, están ya entregados a vicios detestables, a tendencias verdaderamente fatales, que hacen temblar a cuantos se encuentran en la dirección de la sociedad.

1907 10 28 0002

[2.–] Este desorden universal, esta malicia precoz de los niños, ¿a quién se la debemos achacar? Si el Espíritu Santo ya dijo que los hijos se parecen a los padres, salvada alguna excepción de ramas malnacidas que no corresponden a la nobleza del árbol a que están unidos, la maldad de los hijos se debe imputar a la negligencia y dejadez y, lo que Dios no quiera, a la maldad de los padres.

Si se ha de alabar siempre cualquier asociación informada por santos principios, más aún es digna de alabanza la vuestra de padres de familia que os habéis unido para mantener, en vuestras propias familias y en las de todas aquellas allegadas a la vuestra, aquellos principios de moralidad y de religión por los cuales vuestros hijos crezcan parecidos a vosotros, como buenos cristianos y óptimos ciudadanos; y en la libertad, como ha dicho muy bien el Sr. Presidente, en la libertad que viene de Jesucristo, porque por Jesucristo os fue dada para ejercitarla en la suprema autoridad que tiene el padre en la familia misma, para conducirla al fin que Dios le ha establecido.

El nombre de Padre sólo corresponde a Dios, y Dios lo ha dado en cierto modo a los mortales para demostrar no sólo la reverencia con que debe ser honrado el padre, sino también la autoridad suprema que él debe ejercer en la misma familia. Un padre, ya lo sabéis, cuando aún no estaba constituida la sociedad en estados, ejercía en la familia el oficio no sólo de rey, sino también de sacerdote. Era él mismo el que ofrecía junto con los hijos los sacrificios al Eterno y en la Escritura divina tenemos cómo Noé, Abraham y otros Patriarcas (que no eran sacerdotes) ofrecían sacrificios ejerciendo el oficio de sacerdotes. Y este nombre de Padre, dado especialmente a aquéllos que Dios ha llamado como cooperadores en la obra de la creación, para perpetuar en el mundo el género humano, este nombre de Padre lo ha querido dar también, casi por antonomasia, a aquellas personas que ejercen los mismos oficios de caridad en la vida espiritual [...] Cuando un buen padre de familia con todas las fuerzas que el Señor le ha dado y con aquella corona que le ha puesto en su frente, ejerce su autoridad y su bondad, es imposible que, cuantos de él dependen, no lleguen a asemejársele en todas sus obras. Y por eso el buen padre de familia hará bueno al hijo, hará óptimos a los nietos y vendrá la segunda, tercera, cuarta generación, rodeada de esos vástagos que ensalzan su bondad y providencia que el Señor dispensa por medio de ellos.